Alojamiento y alimentación de las ranas


Alojamiento

Debemos de proporcionar a este tipo de animales un terrario de cristal con una cubierta mitad cerrada, mitad rejilla para que por una parte no se pierda gran cantidad de humedad ambiental y por otra que el recinto tenga una ventilación adecuada para evitar la proliferación de mohos y bacterias. El terrario debe de ser de unos 80 l. como mínimo, siendo siempre bienvenidas unas mayores dimensiones.

Como consecuencia de la humedad que reinará en el alojamiento de las ranitas debemos de cubrir el suelo con varias capas de distintos materiales con el objeto de facilitar el drenaje del agua sobrante para que no se acumule en el terrario. Cubriremos el suelo con un plástico perforado, colocando justo encima de este una malla de plástico que impida que la grava (de aproximadamente 3 mm.) que colocaremos sobre esta caiga al fondo. Sobre la gravilla colocaremos musgo de esfagnos o musgos vivos, que además de proporcionar un aspecto más natural al conjunto contribuirán a mantener una humedad ambiente alta. Otros autores también señalan como posibles materiales para formar la capa superficial la tierra para el cultivo de orquídeas y una mezcla de triturados de cortezas (siempre y cuando no sean de coníferas o maderas tratadas). Se debe practicar un agujero en cualquiera de las esquinas frontales del recinto para que haga las funciones de desagüe del líquido acumulado. Alojamiento y Alimentación de la Rana Arborícola

La iluminación correrá a cargo de tubos fluorescentes de espectro completo destinados sobre todo a mantener vivas a las plantas del recinto. En este punto se nos plantea un problema ya que las ranas no disfrutan especialmente con una luz intensa, mientras que las plantas requieren iluminación para poder sobrevivir. Emplazaremos una pantalla de dos tubos fluorescentes. Deberán permanecer encendidos al menos 12 horas al día.
El sistema de calefacción correrá a cargo de una esterilla calefactora colocada debajo del terrario y conectada a un termostato.

En el caso que nos ocupa la colocación de plantas en el alojamiento va más allá de la mera función decorativa, sirviendo como refugio a los anfibios y ayudando a mantener la humedad ambiente. Además algunas ranas encontrarán alguna hoja plana que les resultará idónea para realizar la puesta.
Los Photus y filodendros (para estos últimos es aconsejable plantarlos directamente sobre el sustrato ya que sus raíces necesitan estar húmedas. Además favorecerán de manera notable la eliminación de los nitratos que se acumulen en el agua del fondo del substrato), Maranthas, y bromelias como las Vriesea y Guzmania, así como las Aechmea son algunas de las opciones que podemos emplear para plantar el terrario.
Nos resultará de mayor utilidad el empleo de macetas para facilitarnos la limpieza del terrario.

Además de las plantas utilizadas como resguardo podemos usar con el mismo cometido trozos de corteza de corcho, ramas y trozos de macetas rotas que les servirán como refugio.

También pueden necesitar escondites para la cría que les proporcionaremos nosotros mismos colocando medio coco o una maceta invertida con agujeros de entrada en los laterales. En el interior colocaremos una placa de Petri con una hoja grande procedente de una planta artificial. Añadiremos agua limpia hasta cubrir los bordes de la hoja. En esta hoja es donde la hembra depositará los huevos y el macho los fecundará. El agua del recipiente debe de ser cambiado cada dos días.

Una o dos horas después de la puesta (dejemos al macho tiempo para que fecunde los huevos) sacaremos la placa y la echaremos agua limpia hasta cubrir los bordes de la puesta, taparemos el recipiente y lo emplazaremos en un lugar oscuro. Vigilaremos los huevos todos los días y cada dos o tres días cambiaremos el agua.

Producida la eclosión moveremos a las larvas a recipientes individuales de uno o dos litros. Cada dos días los trasladaremos a recipientes de similares características con agua limpia. Una vez producida la metamorfosis las pequeñas ranas pueden alojarse todas juntas, en un terrario de unos 10 a 20 litros con un fondo de musgo húmedo y una tapa de plástico. Mucha precaución, si la humedad baja las ranitas podrían secarse en poco tiempo.
El terrario debe estar " a rebosar" continuamente de alimento que resulte sencillo de encontrar y capturar para que los anfibios coman durante esta etapa de su desarrollo a placer.

Un recipiente con agua situado en un extremo del recinto, con poca profundidad y con piedras o cualquier otro elemento que facilite la salida del agua (ojo que se pueden ahogar con bastante facilidad), puede ser un buen complemento para nuestras ranitas.

Los machos son animales extremadamente territoriales y en su hábitat natural suele haber dos o tres metros de separación entre un territorio y otro. Si introducimos demasiados machos o hembras en un mismo alojamiento provocaremos fuertes peleas entre vecinos.

Alimentación:

Estos anfibios se alimentan de todo tipo de insectos e invertebrados de un tamaño tal que sean susceptibles de ser ingeridos por la ranita. Necesitan un aporte constante y abundante de alimento adecuado, cuestión esta que presenta un problema hasta cierto punto serio para algunos aficionados.

Entre otras presas podemos suministrar a los animales adultos moscas del vinagre, moscas domésticas, cresas de moscas (podemos encontrarlas en tiendas dedicadas a artículos de pesca), cigarras y grillos de reducido tamaño, coleópteros, pulgones, pequeños saltamontes, arañas pequeñas,... Tanto las larvas de mosquito, como los mosquitos pueden ser suministrados a nuestras mascotas. Estos últimos serán capturados con una trampa de luz en las orillas de charcas y aguas estancadas. Procuraremos alimentarlas cada dos o tres días hasta que se harten, dejando algunos insectos en el terrario para que los busquen y dispongan de ellos si les apetece. Cuando hablamos de que debemos dejar que coman hasta que se sacien siempre debemos de estar vigilantes para no criar animales obesos. No confundamos obesidad y gravidez en las hembras y reduzcamos la ración de alimento precisamente cuando más lo necesiten.

Las larvas son omnívoras y se alimentaran tanto de materia vegetal como animal, en forma de detritos y algas. Les suministraremos comida para peces bien triturada a ser posible con materia vegetal en su composición, larvas de quironómidos bien trituradas (también llamadas larvas rojas) tanto frescas, como congeladas o liofilizadas, larvas de mosquito y además pueden aceptar lombrices de tierra bien machacadas y trituradas, siempre y cuando no constituyan el alimento principal de los renacuajos.

Los ejemplares jóvenes una vez superado el estado larvario se pueden alimentar de con las mismas presas que los adultos pero siempre de un tamaño accesible a las ranitas.

Debemos de espolvorear los alimentos con calcio y un complemento de vitamínico para reptiles mediante el procedimiento del enharinado, para evitar carencias a nuestros animales.

Siempre deberemos de adquirir ejemplares criados en cautividad ya que se adaptan mejor, se encuentran en mejores condiciones y además así evitaremos el expolio del medio ambiente.